
Los inversionistas tienen la opción de adquirir valores en el mercado primario y mantenerlos a largo plazo, o pueden venderlos en el mercado secundario
A la hora de tomar decisiones de inversión, uno de los conceptos clave que un inversionista debe tener en cuenta es la diferencia entre el valor de mercado y el valor patrimonial del instrumento financiero que esté evaluando. Aunque a simple vista pueden parecer similares, estos dos conceptos son muy distintos y tienen implicaciones importantes al momento de invertir.
¿Qué es el valor patrimonial de un título participativo?
El valor patrimonial, también conocido como NAV por sus siglas en inglés (Net Asset Value), refleja el valor base de un título participativo. Es el resultado de dividir el patrimonio total del vehículo de inversión (por ejemplo, el valor de todos sus activos menos sus pasivos) entre el número total de títulos emitidos. Este valor se calcula todos los días y representa el valor “real” o “interno” del portafolio.
Por ejemplo, si un portafolio inmobiliario tiene activos avaluados en 1 billón de pesos y pasivos por 200 mil millones, su patrimonio sería de 800 mil millones. Si existen 100 millones de títulos en circulación, el valor patrimonial por título sería de 8.000 pesos. El comportamiento del valor de un título participativo suele ser más estable en el tiempo, ya que depende de la evolución del portafolio y sus activos, los avalúos, la generación de
ingresos y las obligaciones financieras.
¿Qué es el valor de mercado?
El valor de mercado, en cambio, es el precio al cual un título se negocia en el mercado secundario. Está determinado por la oferta y la demanda: si muchas personas quieren comprar el título, su precio tiende a subir; por otro lado, si muchas personas quieren venderlo, tiende a bajar. Este valor puede fluctuar día a día, incluso si el valor patrimonial del portafolio no ha cambiado.
Por ejemplo, un título con valor patrimonial de 8.000 pesos puede estarse negociando en el mercado secundario a 7.500 pesos o incluso a 8.500 pesos, dependiendo de las condiciones del mercado, las expectativas de los inversionistas y la liquidez del título.
¿Por qué pueden diferir?
La diferencia entre estos dos valores puede responder a múltiples factores:
Cuando hablamos de inversiones en bolsa o de las fuentes de financiamiento empresarial, nos referimos a un concepto esencial dentro del mercado de capitales: las emisiones de valores.
Una emisión de valores es uno de los pilares del mercado de capitales. Se trata del proceso mediante el cual empresas, entidades financieras o gobiernos ponen a disposición del mercado instrumentos financieros para captar recursos de los inversionistas. Estos instrumentos pueden ser acciones, bonos, títulos participativos, entre otros.
A través de este mecanismo, los emisores buscan atraer capital ofreciendo a los inversionistas beneficios como derechos de propiedad sobre una empresa o proyecto, o rendimientos económicos periódicos derivados de su participación en las utilidades.
Más que una simple oferta de instrumentos financieros, una emisión representa un proceso estructurado que refleja la estrategia, solidez y visión de largo plazo del emisor. Comprender su funcionamiento, sus implicaciones y los factores que influyen en cada etapa es esencial para cualquier actor del ecosistema financiero, ya sea como emisor o como inversionista.
¿Para qué se realizan las emisiones?
Las emisiones de valores responden a diversos objetivos estratégicos, entre los que destacan:
¿Cómo se lleva a cabo una emisión de valores?
El proceso de emisión puede variar según la jurisdicción y el tipo de instrumento financiero, pero en términos generales sigue los siguientes pasos:
1. Planeación y estructuración: El emisor define el monto de capital que desea recaudar, selecciona el tipo de instrumento financiero que ofrecerá y establece sus condiciones principales (plazo, tasa de interés, participación accionaria, entre otros).
2. Obtención de autorizaciones: Se deben cumplir con los requisitos regulatorios y obtener las aprobaciones necesarias de las autoridades correspondientes. En Colombia, esta labor está a cargo de la Superintendencia Financiera.
3. Publicación del prospecto de emisión: Se elabora un documento detallado que contiene toda la información relevante para los potenciales inversionistas, incluyendo los riesgos asociados, rendimientos esperados, y el destino de los fondos captados.
4. Colocación en el mercado: Los valores se ofrecen a los inversionistas a través de mecanismos públicos (accesibles a todo tipo de inversionistas) o privados (dirigidos a un grupo específico de participantes). En Colombia, para los emisores listados en el sistema de renta variable, la colocación se hace a través de las Sociedades Comisionistas de Bolsa en su rol de intermediarios del mercado de valores.
5. Negociación y seguimiento: Posteriormente, los valores pueden ser negociados en bolsas de valores o en mercados secundarios, dependiendo de sus características. Además, el emisor debe mantener una comunicación continua con los inversionistas, cumpliendo con las obligaciones de información y reportes periódicos.
Las emisiones de valores son un motor fundamental para el crecimiento económico. Permiten que empresas, fondos y proyectos accedan a capital fresco, que inversionistas diversifiquen sus portafolios, y que el mercado de capitales se mantenga dinámico y competitivo.
Para los inversionistas, las emisiones ofrecen nuevas alternativas para invertir su dinero y obtener rendimientos atractivos. No obstante, también conllevan riesgos. Es fundamental analizar la solidez financiera del emisor, su historial de gestión y su capacidad de generar ingresos sostenibles.
También se deben evaluar las condiciones específicas de la emisión: el tipo de instrumento financiero ofrecido (acciones, bonos, títulos participativos), el plazo, las tasas de interés o dividendos esperados, y los riesgos asociados, como el riesgo de crédito o de mercado.
La renta fija y la renta variable son conceptos fundamentales que describen distintos tipos de instrumentos financieros.
El mundo de las inversiones en la bolsa de valores ofrece una amplia diversidad de opciones como acciones, títulos participativos, bonos y otros, para inversionistas que buscan oportunidades de crecimiento y diversificación.
En el mercado de capitales, los inversionistas tienen a su disposición distintos instrumentos financieros que permiten diversificar su portafolio de inversión.