Educación Financiera

¿Cómo impactan las tasas de interés en la estructura de capital de una empresa?

En el mundo corporativo, las decisiones sobre cómo financiar una empresa son tan estratégicas como cualquier plan de expansión o inversión. Una de las variables más determinantes en este proceso es el comportamiento de las tasas de interés, tanto en los mercados locales como internacionales. Pero ¿cómo se relacionan exactamente las tasas con la estructura de capital de una organización? Para responderlo, primero debemos entender qué significa esta estructura y cómo las tasas la afectan directamente.

¿Qué es la estructura de capital?

La estructura de capital se refiere a la combinación entre deuda y capital propio (patrimonio) que una empresa utiliza para financiar sus operaciones, activos y proyectos. En términos simples, es la forma en la que una organización decide apalancar su crecimiento: ¿debe endeudarse, emitir acciones, reinvertir utilidades o una mezcla de todo lo anterior?

Cada fuente de financiamiento tiene un costo asociado. En el caso del capital, es el rendimiento que esperan los inversionistas. En el caso de la deuda, es la tasa de interés que se pacta con las entidades financieras. Esta última es precisamente la que se ve directamente influenciada por los movimientos del mercado financiero.

¿Qué sucede cuando suben las tasas de interés?

Cuando los bancos centrales, como el Banco de la República en Colombia o la Reserva Federal en EE. UU., incrementan las tasas de referencia, el costo de endeudarse aumenta.

Esto tiene efectos directos sobre las empresas:

  • Mayor costo financiero: Los créditos nuevos son más costosos y las empresas que ya están endeudadas a tasas variables verán incrementos en sus pagos de intereses.
  • Reducción del apalancamiento: Ante tasas altas, muchas organizaciones evalúan muy bien si el financiamiento con deuda es la mejor opción. Esto puede llevar a una recomposición de la estructura de capital, reduciendo el peso de la deuda y fortaleciendo el capital propio.
  • Mayor exigencia para los proyectos de inversión: Cuando el costo del dinero sube, los proyectos deben demostrar una rentabilidad superior para justificar el financiamiento.


¿Y si bajan las tasas?

En contextos de tasas bajas, la lógica se invierte:

  • Financiarse con deuda es más atractivo: Las empresas pueden acceder a capital externo a bajo costo, lo que incentiva el crecimiento mediante el endeudamiento.
  • Se incrementa el apalancamiento financiero: Muchas organizaciones aprovechan las tasas bajas para reorganizar su estructura de financiamiento, sustituyendo capital costoso por deuda barata, con el objetivo de mejorar su rentabilidad sobre el capital.
  • Mayor actividad en emisiones y fusiones: Las tasas bajas también estimulan la actividad del mercado de capitales, ya que las valoraciones aumentan y el capital se mueve con mayor facilidad.


Riesgos y consideraciones clave

A pesar de los beneficios que puede traer el endeudamiento en entornos de tasas bajas, es clave tener en cuenta:

  • La volatilidad del mercado: Las tasas pueden cambiar rápidamente, por lo que una estrategia de apalancamiento excesivo puede convertirse en una carga financiera en ciclos de tasas altas.
  • La duración de la deuda: El plazo en que se toma la deuda y la tasa (fija o variable) definen la exposición al riesgo. Empresas sólidas buscan un balance entre deuda a corto y largo plazo, protegida con instrumentos financieros si es necesario.

Las tasas de interés no solo afectan a los consumidores y a los créditos personales; también son un factor decisivo en la planificación financiera de las empresas. Comprender su impacto en la estructura de capital permite tomar decisiones más informadas, tanto desde la gerencia financiera como desde la perspectiva del inversionista. En entornos de alta incertidumbre, la prudencia y la flexibilidad en la estrategia de financiamiento marcan la diferencia entre una empresa resiliente y una financieramente vulnerable.

Beneficios de la inversión inmobiliaria

Hoy en día es mucho más fácil invertir en un vehículo de inversión inmobiliaria en Colombia, y aquellos que se atreven a ser parte encuentran excelentes ventajas.

Diferencias entre el mercado primario y el mercado secundario

Los inversionistas tienen la opción de adquirir valores en el mercado primario y mantenerlos a largo plazo, o pueden venderlos en el mercado secundario

¿Cómo crear un presupuesto mensual?

Desarrollar un presupuesto mensual personal o familiar es la mejor estrategia para tomar decisiones financieras informadas y tener una vida financiera saludable.

 

Valor patrimonial vs. valor de mercado

A la hora de tomar decisiones de inversión, uno de los conceptos clave que un inversionista debe tener en cuenta es la diferencia entre el valor de mercado y el valor patrimonial del instrumento financiero que esté evaluando. Aunque a simple vista pueden parecer similares, estos dos conceptos son muy distintos y tienen implicaciones importantes al momento de invertir.

¿Qué es el valor patrimonial de un título participativo?

El valor patrimonial, también conocido como NAV por sus siglas en inglés (Net Asset Value), refleja el valor base de un título participativo. Es el resultado de dividir el patrimonio total del vehículo de inversión (por ejemplo, el valor de todos sus activos menos sus pasivos) entre el número total de títulos emitidos. Este valor se calcula todos los días y representa el valor “real” o “interno” del portafolio.

Por ejemplo, si un portafolio inmobiliario tiene activos avaluados en 1 billón de pesos y pasivos por 200 mil millones, su patrimonio sería de 800 mil millones. Si existen 100 millones de títulos en circulación, el valor patrimonial por título sería de 8.000 pesos. El comportamiento del valor de un título participativo suele ser más estable en el tiempo, ya que depende de la evolución del portafolio y sus activos, los avalúos, la generación de
ingresos y las obligaciones financieras.

¿Qué es el valor de mercado?

El valor de mercado, en cambio, es el precio al cual un título se negocia en el mercado secundario. Está determinado por la oferta y la demanda: si muchas personas quieren comprar el título, su precio tiende a subir; por otro lado, si muchas personas quieren venderlo, tiende a bajar. Este valor puede fluctuar día a día, incluso si el valor patrimonial del portafolio no ha cambiado.

Por ejemplo, un título con valor patrimonial de 8.000 pesos puede estarse negociando en el mercado secundario a 7.500 pesos o incluso a 8.500 pesos, dependiendo de las condiciones del mercado, las expectativas de los inversionistas y la liquidez del título.

¿Por qué pueden diferir?

La diferencia entre estos dos valores puede responder a múltiples factores:

  • Percepción del mercado: Si los inversionistas consideran que el portafolio tiene alto potencial de valorización o distribución de rendimientos, pueden estar dispuestos a pagar más que su valor contable. Por el contrario, si hay incertidumbre o bajo desempeño, el precio puede estar por debajo del valor patrimonial.
  • Liquidez: En mercados donde hay poca negociación, el precio puede fluctuar más debido a operaciones aisladas. Esto puede generar una brecha importante entre el valor patrimonial y el de mercado.
  • Condiciones macroeconómicas: Tasas de interés, inflación, y otros factores económicos pueden impactar la forma en que se valoran los activos inmobiliarios y financieros, afectando la percepción del valor de mercado.
  • Eventos específicos del portafolio: Cambios propios del negocio como la ocupación, renovaciones de contratos, compra o venta de activos, entre otros, pueden influir en la confianza de los inversionistas, generando movimientos en el precio de mercado.

¿Qué es una emisión de valores y por qué es importante en el mercado de capitales?

Cuando hablamos de inversiones en bolsa o de las fuentes de financiamiento empresarial, nos referimos a un concepto esencial dentro del mercado de capitales: las emisiones de valores.

Una emisión de valores es uno de los pilares del mercado de capitales. Se trata del proceso mediante el cual empresas, entidades financieras o gobiernos ponen a disposición del mercado instrumentos financieros para captar recursos de los inversionistas. Estos instrumentos pueden ser acciones, bonos, títulos participativos, entre otros.

A través de este mecanismo, los emisores buscan atraer capital ofreciendo a los inversionistas beneficios como derechos de propiedad sobre una empresa o proyecto, o rendimientos económicos periódicos derivados de su participación en las utilidades.

Más que una simple oferta de instrumentos financieros, una emisión representa un proceso estructurado que refleja la estrategia, solidez y visión de largo plazo del emisor. Comprender su funcionamiento, sus implicaciones y los factores que influyen en cada etapa es esencial para cualquier actor del ecosistema financiero, ya sea como emisor o como inversionista.

¿Para qué se realizan las emisiones?

Las emisiones de valores responden a diversos objetivos estratégicos, entre los que destacan:

  • Financiar nuevos proyectos: Permiten a empresas y vehículos de inversión expandirse, construir nuevas instalaciones o invertir en oportunidades de crecimiento.
  • Refinanciar deudas existentes: Ayudan a mejorar las condiciones de endeudamiento, accediendo a mejores tasas de interés o plazos de pago más favorables.
  • Incrementar el capital de trabajo: Brindan liquidez para atender las necesidades operativas cotidianas.
  • Optimizar la estructura de financiamiento: Facilitan la diversificación de las fuentes de recursos entre deuda y capital, fortaleciendo la posición financiera de la organización.

 

¿Cómo se lleva a cabo una emisión de valores?

El proceso de emisión puede variar según la jurisdicción y el tipo de instrumento financiero, pero en términos generales sigue los siguientes pasos:

1. Planeación y estructuración: El emisor define el monto de capital que desea recaudar, selecciona el tipo de instrumento financiero que ofrecerá y establece sus condiciones principales (plazo, tasa de interés, participación accionaria, entre otros).

2. Obtención de autorizaciones: Se deben cumplir con los requisitos regulatorios y obtener las aprobaciones necesarias de las autoridades correspondientes. En Colombia, esta labor está a cargo de la Superintendencia Financiera.

3. Publicación del prospecto de emisión: Se elabora un documento detallado que contiene toda la información relevante para los potenciales inversionistas, incluyendo los riesgos asociados, rendimientos esperados, y el destino de los fondos captados.

4. Colocación en el mercado: Los valores se ofrecen a los inversionistas a través de mecanismos públicos (accesibles a todo tipo de inversionistas) o privados (dirigidos a un grupo específico de participantes). En Colombia, para los emisores listados en el sistema de renta variable, la colocación se hace a través de las Sociedades Comisionistas de Bolsa en su rol de intermediarios del mercado de valores.

5. Negociación y seguimiento: Posteriormente, los valores pueden ser negociados en bolsas de valores o en mercados secundarios, dependiendo de sus características. Además, el emisor debe mantener una comunicación continua con los inversionistas, cumpliendo con las obligaciones de información y reportes periódicos.

Las emisiones de valores son un motor fundamental para el crecimiento económico. Permiten que empresas, fondos y proyectos accedan a capital fresco, que inversionistas diversifiquen sus portafolios, y que el mercado de capitales se mantenga dinámico y competitivo.

Para los inversionistas, las emisiones ofrecen nuevas alternativas para invertir su dinero y obtener rendimientos atractivos. No obstante, también conllevan riesgos. Es fundamental analizar la solidez financiera del emisor, su historial de gestión y su capacidad de generar ingresos sostenibles.

También se deben evaluar las condiciones específicas de la emisión: el tipo de instrumento financiero ofrecido (acciones, bonos, títulos participativos), el plazo, las tasas de interés o dividendos esperados, y los riesgos asociados, como el riesgo de crédito o de mercado.

Ahorrar vs. Invertir: ¿Cuál es la diferencia?

Construir una estrategia personal para alcanzar nuestras metas financieras, muchas veces puede ser una tarea confusa y complicada de realizar, sobre todo a la hora de escoger las mejores tácticas que se ajusten a nuestras posibilidades y planes a futuro. Algunas de las preguntas más comunes que nos hacemos giran en torno al ahorro y la inversión: ¿Cuál se adapta mejor a mis objetivos u ofrece mejores resultados?

Ahorrar e invertir son dos conceptos financieros que, aunque ambos tengan el objetivo de hacer crecer tu dinero, no significan lo mismo, pues tienen resultados y riesgos diferentes. En este artículo, te explicaremos la diferencia entre ambos y cómo puedes utilizarlos para alcanzar tus metas financieras.

Ahorrar significa reservar una parte de tus ingresos mensuales para cubrir gastos futuros o simplemente para tener un respaldo financiero en caso de imprevistos. Consiste en guardar dinero en una cuenta de ahorros, un depósito a plazo fijo o incluso en efectivo donde se mantenga seguro y accesible. El objetivo final del ahorro es lograr controlar detalladamente nuestros gastos para tener una reserva financiera que permita alcanzar metas específicas a corto plazo, como un viaje o la compra de un vehículo.

Invertir, por otro lado, implica poner a trabajar tu dinero para que genere rendimientos a mediano o largo plazo. Se trata de hacer una inversión de capital en activos que tienen el potencial de aumentar su valor con el tiempo, como acciones, bonos o inmuebles, pero que implican riesgos. Normalmente, la finalidad de la inversión es alcanzar metas a futuro, como la jubilación, la educación de los hijos o el crecimiento de capital a largo plazo.

La rentabilidad es el beneficio que se obtiene a partir de una inversión de dinero, realizada a mediano y largo plazo, la cual se genera gracias a la administración de los recursos por parte de un equipo de expertos que se encargan de construir un portafolio con diferentes instrumentos financieros y ajustarlo dependiendo de las oportunidades que se presenten en los mercados.

Ejemplos de ahorro e inversión

Ahorro:

  • Cuenta de ahorros: Es la forma más básica y segura de ahorro. Puedes abrir una cuenta de ahorros en un banco o cooperativa financiera. Algunas cuentas de ahorro generan rentabilidades sobre el saldo promedio de la cuenta con tasas de interés que varían según la entidad financiera.
  • CDT: En ocasiones ofrecen mayores rendimientos que una cuenta de ahorros, pero tu dinero estará inmovilizado durante un plazo determinado (3 meses, 6 meses, 1 año), a cambio de una tasa de interés fija.
  • Fondos de cesantías: Son fondos especiales a los que los trabajadores colombianos tienen derecho por ley. Estos fondos se pueden utilizar para comprar vivienda, educación o para la vejez.
  • Pensiones voluntarias: Como su nombre lo indica, son un producto financiero que te permite ahorrar voluntariamente para complementar tu pensión obligatoria. El dinero que ahorras se invierte y genera rendimientos a lo largo del tiempo.

 

Inversión:

Actualmente, podemos encontrar diversas opciones de inversión; desde materias primas como el oro, hasta acciones de compañías nacionales o internacionales y hasta criptomonedas. Aquí profundizaremos en algunas de las inversiones listadas en bolsa, es decir, que son reguladas por la Bolsa de Valores de Colombia:

  • Acciones: Son una de las formas más comunes de inversión en la bolsa de valores. Representan la adquisición de participación en la propiedad de una empresa. Estas otorgan a los inversionistas la oportunidad de participar en las utilidades a través de los dividendos, que dependen del desempeño de la organización y de la variación en el precio de las acciones.
  • Títulos participativos: Por su parte, un título participativo representa una participación en la propiedad de un conjunto de activos o en un proyecto específico, en lugar de una empresa; esto puede incluir participaciones en vehículos de inversión, patrimonios autónomos, proyectos, entre otros. Con esta alternativa de inversión, la rentabilidad se compondrá de la valorización de los activos que hacen parte del vehículo de inversión más los rendimientos que se derivan del mismo.
  • Bonos: Podemos entender los bonos gubernamentales o corporativos como “préstamos” que el gobierno o algunas compañías emiten. Al comprar estos bonos, los inversionistas están haciendo un préstamo a la entidad emisora y reciben rendimientos periódicamente según su inversión.
  • ETFs (Fondos Cotizados en Bolsa): Son fondos que ofrecen una forma eficiente de invertir en una amplia variedad de activos; desde índices bursátiles hasta sectores específicos o materias primas. Los ETFs permiten a los inversionistas diversificar su portafolio de inversión de manera sencilla y económica.

 

¿Cuál es la mejor opción?

Ambas estrategias financieras ofrecen distintos beneficios, la mejor opción para ti dependerá de tus objetivos financieros y tu tolerancia al riesgo. Si buscas seguridad y liquidez, el ahorro es una buena opción. Si buscas obtener un mayor rendimiento a largo plazo, la inversión puede ser una mejor alternativa.

Antes de tomar cualquier decisión financiera, es importante que consultes con un asesor financiero para que te ayude a elegir la mejor opción para tu caso particular.

¡Toma el control de tu futuro financiero!

*Este blog educativo es solo una herramienta informativa y no constituye un consejo de inversión.

¿Qué es el subyacente de una inversión?

En el mundo de las inversiones muchas veces nos encontramos con conceptos que, aunque son muy importantes para tomar decisiones de inversión, suelen pasar desapercibidos o no se explican con suficiente claridad. Uno de ellos es el del subyacente de la inversión. Comprender qué es un subyacente y cómo opera puede marcar una diferencia significativa en la capacidad del inversionista para analizar, comprender riesgos y tomar decisiones informadas.

¿Qué es un subyacente?

En términos simples, el subyacente es el activo real o económico que da origen y valor a un instrumento financiero. Cuando un inversionista hace una inversión, muchas veces no está comprando directamente ese activo, sino un instrumento cuyo rendimiento depende de cómo se comporte dicho subyacente. Este concepto resulta esencial para entender tanto la lógica de generación de valor como los riesgos asociados a una inversión. Saber cuál es el subyacente permite identificar qué factores externos pueden impactar los resultados esperados y qué tanto control tiene el vehículo de inversión sobre esos factores. Subyacentes en el sector inmobiliario.

En el caso de los vehículos de inversión inmobiliaria, el subyacente está compuesto por los activos inmobiliarios que generan rentas: oficinas, centros comerciales, bodegas u otros activos productivos. El valor de la inversión y los flujos que reciben los inversionistas dependen de variables como la ocupación de los inmuebles, el monto de los cánones de arrendamiento, la valorización de los activos y los costos operativos asociados. Por ejemplo, cuando una persona adquiere títulos participativos dentro de un vehículo de titularización inmobiliaria, no está comprando directamente una oficina, sino una participación en el flujo de caja generado por el portafolio de activos. En este caso, el subyacente es el conjunto de inmuebles arrendados y su capacidad de generar ingresos de manera sostenida en el tiempo.

Otros ejemplos de subyacentes

  • Bonos respaldados por hipotecas: El subyacente son los pagos periódicos que realizan los deudores hipotecarios. El inversionista recibe rendimientos según la estabilidad y cumplimiento de dichos pagos.
  • Acciones de empresas: El subyacente es el valor económico de la empresa misma. Los resultados operativos, la gestión y las expectativas de crecimiento determinan la rentabilidad de la inversión.
  • ETFs sectoriales: En este caso, el subyacente es un grupo de activos financieros, como acciones de empresas tecnológicas, que reflejan el comportamiento de un sector o índice específico.
  • Contratos de futuros sobre materias primas o divisas: El subyacente puede ser el precio del petróleo, del oro o de una divisa como el dólar. Estos productos permiten especular o cubrir riesgos frente a la volatilidad de dichos precios.

 

¿Por qué es importante entender el subyacente?

Todo instrumento financiero obtiene su valor de un activo base. La rentabilidad, la seguridad, la exposición al riesgo y la liquidez dependen directamente de la naturaleza de ese activo. Por ello, comprender cuál es el subyacente detrás de una inversión permite:

  • Analizar el origen real de los flujos de caja que se recibirán
  • Evaluar la solidez del activo base y su comportamiento histórico
  • Estimar riesgos asociados a variables externas (como precios de mercado, regulación, ocupación, etc.)

 

Los subyacentes no solo son un concepto técnico, sino una herramienta clave para el análisis profundo y responsable de cualquier tipo de inversión. Todo inversionista, sin importar su nivel de experiencia, debe procurar entender qué hay detrás del instrumento que está adquiriendo. Solo así es posible tomar decisiones alineadas con sus objetivos financieros, su perfil de riesgo y su horizonte de inversión.

Titularización inmobiliaria: una estrategia eficiente para invertir en bienes raíces

Titularización inmobiliaria: una estrategia eficiente para invertir en bienes raíces

La inversión en el sector inmobiliario ha sido tradicionalmente una de las alternativas más sólidas para preservar y aumentar el patrimonio. Usualmente, los inversionistas accedían a este mercado mediante la compra directa de inmuebles para renta o venta, o participando en proyectos de desarrollo. Sin embargo, desde hace aproximadamente dos décadas, en Colombia se ha consolidado un mecanismo más eficiente y accesible como la titularización inmobiliaria.

¿Qué es la titularización inmobiliaria?

La titularización inmobiliaria es un proceso financiero mediante el cual activos inmobiliarios como edificios corporativos, centros comerciales, hoteles o centros logísticos son transformados en valores negociables en el mercado de capitales. En otras palabras, se podría asimilar a tomar una bolsa de activos inmobiliarios y fraccionaria en títulos que representan partes iguales que pueden ser adquiridas por los inversionistas.
Estos títulos otorgan a los inversionistas una participación proporcional sobre el portafolio de activos, permitiéndoles acceder a los beneficios de ser copropietarios de activos inmobiliarios de altas especificaciones sin necesidad de adquirir cada inmueble de manera directa, asumir su gestión operativa ni sus gastos asociados.

¿Cómo opera un esquema de titularización?

El proceso comienza con un originador que transfiere los activos a un fideicomiso de titularización. Este fideicomiso, administrado por una entidad especializada, se encarga de gestionar los activos, recaudar los ingresos por arrendamiento, realizar mantenimientos y asegurar el cumplimiento de las obligaciones financieras y tributarias.

Posteriormente, el fideicomiso emite títulos que se ofrecen en el mercado mediante emisiones públicas. Los inversionistas que adquieren estos títulos reciben, en función de su participación, los flujos de caja generados por los cánones de arrendamiento de los activos y se benefician de la valorización de los inmuebles a lo largo del tiempo.

Principales ventajas de la titularización inmobiliaria

La titularización inmobiliaria ofrece múltiples beneficios tanto para los inversionistas como para los originadores de los activos:

  • Acceso al mercado inmobiliario: Este mecanismo de inversión permite que los inversionistas accedan al sector inmobiliario sin necesidad de destinar un gran capital que usualmente exige comprar una propiedad física como una bodega, eliminando las barreras y los costos asociados al mantenimiento y administración de inmuebles.
  • Diversificación de portafolio: La bolsa de activos inmobiliarios normalmente está diversificada por diferentes tipos de activos (oficinas, locales, bodegas, centros de salud, entre otros), en diferentes sectores de la economía (comercio, industrial,financiero, Retail, hotelería) y en diferentes ubicaciones geográficas, lo cual contribuye a mitigar riesgos.
  • Gestión eficiente: A diferencia de una inversión directa en propiedades, los inversionistas en titularización no se encargan de la gestión directa de los inmuebles, ya que esta queda en manos de un administrador profesional. Esto hace que la inversión sea más accesible para quienes buscan opciones inmobiliarias sin asumir la gestión directa de los activos.
  • Solidez del subyacente inmobiliario: Dado que los activos que respaldan los títulos son bienes inmuebles tangibles, existe una mitigación natural del riesgo, ya que es poco probable que todos los activos sufran pérdidas significativas de valor de manera simultánea. Además, la inclusión de activos de distintas categorías contribuye a una mayor diversificación del portafolio. De esta forma, una eventual desocupación en un edificio de oficinas puede ser compensada por la estabilidad en la ocupación de bodegas o locales comerciales, lo que ayuda a estabilizar el flujo de caja generado por el portafolio.
  • Potencial de crecimiento del negocio: La titularización es una fuente de financiamiento que permite obtener capital rápidamente. Este capital puede ser utilizado para expandir el negocio, realizar mejoras en las propiedades o reducir deudas.

 

En un entorno en el que los inversionistas valoran cada vez más la eficiencia, la diversificación y la gestión experta, la titularización inmobiliaria se presenta como una solución integral. Su estructura permite alinear intereses entre los gestores inmobiliarios e inversionistas, canalizar recursos hacia activos de alto desempeño y fomentar una participación más dinámica en el mercado inmobiliario. Comprender este instrumento es clave para identificar oportunidades con fundamentos sólidos y un potencial de retorno atractivo dentro de un portafolio bien equilibrado

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