Educación Financiera

Deuda bien administrada: un pilar de crecimiento y estabilidad financiera

Toda organización, sin importar su tamaño o industria, necesita una estructura financiera sólida que le permita crecer de manera sostenible en el tiempo mientras agrega valor a sus inversionistas. A ese balance entre recursos propios y recursos de terceros (provenientes de deuda o financiamiento externo) se le conoce como estructura de capital.

El equilibrio entre ambas fuentes de financiación es clave: demasiado endeudamiento puede limitar la flexibilidad, pero un exceso de capital propio puede restringir la rentabilidad. Por eso, las compañías no buscan eliminar la deuda, sino administrarla estratégicamente dentro de una estructura de capital eficiente.

Desde esta perspectiva, el apalancamiento o endeudamiento financiero es un mecanismo que puede potenciar la rentabilidad y fortalecer la posición competitiva de una compañía.

Pero, ¿qué significa apalancarse y por qué es tan relevante en la estrategia financiera de una empresa?

El apalancamiento consiste en utilizar recursos de terceros (préstamos de entidades financieras o títulos de deuda emitidos en el mercado de valores) para financiar proyectos, adquirir activos o ampliar operaciones. En otras palabras, su propósito no es sustituir el capital propio, sino complementarlo de forma estratégica, permitiendo que una compañía logre objetivos que serían complejos de alcanzar únicamente con recursos propios.

Esta práctica es común y saludable, especialmente en sectores de alta inversión como el inmobiliario, la infraestructura o la energía, donde los proyectos demandan grandes montos de capital inicial y retornos de largo plazo.

En términos simples, la deuda debe ser lo suficientemente manejable para no comprometer la liquidez ni la capacidad de crecimiento de la organización. Un nivel óptimo de apalancamiento permite que la empresa maximice su rentabilidad sobre el capital invertido, sin poner en riesgo su estabilidad financiera.

Algunos usos saludables de la deuda son:
• Invertir en activos que generen ingresos sostenibles.
• Mantener estructuras de cobertura frente a tasas de interés.
• Conservar márgenes prudentes y una política clara de endeudamiento.

Cuando esas condiciones se cumplen, la deuda se convierte en una palanca de crecimiento, no en una carga.

Distante a ser un síntoma de fragilidad, el uso responsable del apalancamiento es una señal de madurez financiera y visión estratégica. Las organizaciones que entienden cómo gestionar su estructura de capital pueden tomar decisiones que equilibren crecimiento, rentabilidad y sostenibilidad en el largo plazo.

Es así como una gestión financiera sólida no se mide únicamente por cuánta deuda se tiene, sino por la capacidad de transformarla en valor sostenible. El apalancamiento, cuando se aplica con análisis, prudencia y visión estratégica, permite a las organizaciones crecer sin sacrificar estabilidad, innovar sin comprometer su equilibrio y proyectarse hacia el futuro con bases financieras firmes. Entenderlo así es clave para construir confianza entre los inversionistas y fortalecer la competitividad empresarial.

Valor patrimonial vs. valor de mercado

Cuando un inversionista evalúa un título financiero, especialmente en el mercado de capitales, puede encontrar dos cifras distintas: el valor patrimonial y el valor de mercado.

Emisiones en el mercado de valores

Una de las herramientas fundamentales para el crecimiento de las organizaciones y la diversificación de los portafolios de inversión son las emisiones de valores.

Titularizaciones inmobiliarias

Un proceso financiero mediante el cual activos inmobiliarios —como edificios de oficinas, centros comerciales, bodegas, hoteles o clínicas— son transformados en títulos valores que pueden ser comprados por inversionistas a través de emisiones públicas en el mercado de valores.

¿Cómo impactan las tasas de interés en la estructura de capital de una empresa?

En el mundo corporativo, las decisiones sobre cómo financiar una empresa son tan estratégicas como cualquier plan de expansión o inversión. Una de las variables más determinantes en este proceso es el comportamiento de las tasas de interés, tanto en los mercados locales como internacionales. Pero ¿cómo se relacionan exactamente las tasas con la estructura de capital de una organización? Para responderlo, primero debemos entender qué significa esta estructura y cómo las tasas la afectan directamente.

¿Qué es la estructura de capital?

La estructura de capital se refiere a la combinación entre deuda y capital propio (patrimonio) que una empresa utiliza para financiar sus operaciones, activos y proyectos. En términos simples, es la forma en la que una organización decide apalancar su crecimiento: ¿debe endeudarse, emitir acciones, reinvertir utilidades o una mezcla de todo lo anterior?

Cada fuente de financiamiento tiene un costo asociado. En el caso del capital, es el rendimiento que esperan los inversionistas. En el caso de la deuda, es la tasa de interés que se pacta con las entidades financieras. Esta última es precisamente la que se ve directamente influenciada por los movimientos del mercado financiero.

¿Qué sucede cuando suben las tasas de interés?

Cuando los bancos centrales, como el Banco de la República en Colombia o la Reserva Federal en EE. UU., incrementan las tasas de referencia, el costo de endeudarse aumenta.

Esto tiene efectos directos sobre las empresas:

  • Mayor costo financiero: Los créditos nuevos son más costosos y las empresas que ya están endeudadas a tasas variables verán incrementos en sus pagos de intereses.
  • Reducción del apalancamiento: Ante tasas altas, muchas organizaciones evalúan muy bien si el financiamiento con deuda es la mejor opción. Esto puede llevar a una recomposición de la estructura de capital, reduciendo el peso de la deuda y fortaleciendo el capital propio.
  • Mayor exigencia para los proyectos de inversión: Cuando el costo del dinero sube, los proyectos deben demostrar una rentabilidad superior para justificar el financiamiento.


¿Y si bajan las tasas?

En contextos de tasas bajas, la lógica se invierte:

  • Financiarse con deuda es más atractivo: Las empresas pueden acceder a capital externo a bajo costo, lo que incentiva el crecimiento mediante el endeudamiento.
  • Se incrementa el apalancamiento financiero: Muchas organizaciones aprovechan las tasas bajas para reorganizar su estructura de financiamiento, sustituyendo capital costoso por deuda barata, con el objetivo de mejorar su rentabilidad sobre el capital.
  • Mayor actividad en emisiones y fusiones: Las tasas bajas también estimulan la actividad del mercado de capitales, ya que las valoraciones aumentan y el capital se mueve con mayor facilidad.


Riesgos y consideraciones clave

A pesar de los beneficios que puede traer el endeudamiento en entornos de tasas bajas, es clave tener en cuenta:

  • La volatilidad del mercado: Las tasas pueden cambiar rápidamente, por lo que una estrategia de apalancamiento excesivo puede convertirse en una carga financiera en ciclos de tasas altas.
  • La duración de la deuda: El plazo en que se toma la deuda y la tasa (fija o variable) definen la exposición al riesgo. Empresas sólidas buscan un balance entre deuda a corto y largo plazo, protegida con instrumentos financieros si es necesario.

Las tasas de interés no solo afectan a los consumidores y a los créditos personales; también son un factor decisivo en la planificación financiera de las empresas. Comprender su impacto en la estructura de capital permite tomar decisiones más informadas, tanto desde la gerencia financiera como desde la perspectiva del inversionista. En entornos de alta incertidumbre, la prudencia y la flexibilidad en la estrategia de financiamiento marcan la diferencia entre una empresa resiliente y una financieramente vulnerable.

Beneficios de la inversión inmobiliaria

Hoy en día es mucho más fácil invertir en un vehículo de inversión inmobiliaria en Colombia, y aquellos que se atreven a ser parte encuentran excelentes ventajas.

Diferencias entre el mercado primario y el mercado secundario

Los inversionistas tienen la opción de adquirir valores en el mercado primario y mantenerlos a largo plazo, o pueden venderlos en el mercado secundario

¿Cómo crear un presupuesto mensual?

Desarrollar un presupuesto mensual personal o familiar es la mejor estrategia para tomar decisiones financieras informadas y tener una vida financiera saludable.

 

Valor patrimonial vs. valor de mercado

A la hora de tomar decisiones de inversión, uno de los conceptos clave que un inversionista debe tener en cuenta es la diferencia entre el valor de mercado y el valor patrimonial del instrumento financiero que esté evaluando. Aunque a simple vista pueden parecer similares, estos dos conceptos son muy distintos y tienen implicaciones importantes al momento de invertir.

¿Qué es el valor patrimonial de un título participativo?

El valor patrimonial, también conocido como NAV por sus siglas en inglés (Net Asset Value), refleja el valor base de un título participativo. Es el resultado de dividir el patrimonio total del vehículo de inversión (por ejemplo, el valor de todos sus activos menos sus pasivos) entre el número total de títulos emitidos. Este valor se calcula todos los días y representa el valor “real” o “interno” del portafolio.

Por ejemplo, si un portafolio inmobiliario tiene activos avaluados en 1 billón de pesos y pasivos por 200 mil millones, su patrimonio sería de 800 mil millones. Si existen 100 millones de títulos en circulación, el valor patrimonial por título sería de 8.000 pesos. El comportamiento del valor de un título participativo suele ser más estable en el tiempo, ya que depende de la evolución del portafolio y sus activos, los avalúos, la generación de
ingresos y las obligaciones financieras.

¿Qué es el valor de mercado?

El valor de mercado, en cambio, es el precio al cual un título se negocia en el mercado secundario. Está determinado por la oferta y la demanda: si muchas personas quieren comprar el título, su precio tiende a subir; por otro lado, si muchas personas quieren venderlo, tiende a bajar. Este valor puede fluctuar día a día, incluso si el valor patrimonial del portafolio no ha cambiado.

Por ejemplo, un título con valor patrimonial de 8.000 pesos puede estarse negociando en el mercado secundario a 7.500 pesos o incluso a 8.500 pesos, dependiendo de las condiciones del mercado, las expectativas de los inversionistas y la liquidez del título.

¿Por qué pueden diferir?

La diferencia entre estos dos valores puede responder a múltiples factores:

  • Percepción del mercado: Si los inversionistas consideran que el portafolio tiene alto potencial de valorización o distribución de rendimientos, pueden estar dispuestos a pagar más que su valor contable. Por el contrario, si hay incertidumbre o bajo desempeño, el precio puede estar por debajo del valor patrimonial.
  • Liquidez: En mercados donde hay poca negociación, el precio puede fluctuar más debido a operaciones aisladas. Esto puede generar una brecha importante entre el valor patrimonial y el de mercado.
  • Condiciones macroeconómicas: Tasas de interés, inflación, y otros factores económicos pueden impactar la forma en que se valoran los activos inmobiliarios y financieros, afectando la percepción del valor de mercado.
  • Eventos específicos del portafolio: Cambios propios del negocio como la ocupación, renovaciones de contratos, compra o venta de activos, entre otros, pueden influir en la confianza de los inversionistas, generando movimientos en el precio de mercado.

¿Qué es una emisión de valores y por qué es importante en el mercado de capitales?

Cuando hablamos de inversiones en bolsa o de las fuentes de financiamiento empresarial, nos referimos a un concepto esencial dentro del mercado de capitales: las emisiones de valores.

Una emisión de valores es uno de los pilares del mercado de capitales. Se trata del proceso mediante el cual empresas, entidades financieras o gobiernos ponen a disposición del mercado instrumentos financieros para captar recursos de los inversionistas. Estos instrumentos pueden ser acciones, bonos, títulos participativos, entre otros.

A través de este mecanismo, los emisores buscan atraer capital ofreciendo a los inversionistas beneficios como derechos de propiedad sobre una empresa o proyecto, o rendimientos económicos periódicos derivados de su participación en las utilidades.

Más que una simple oferta de instrumentos financieros, una emisión representa un proceso estructurado que refleja la estrategia, solidez y visión de largo plazo del emisor. Comprender su funcionamiento, sus implicaciones y los factores que influyen en cada etapa es esencial para cualquier actor del ecosistema financiero, ya sea como emisor o como inversionista.

¿Para qué se realizan las emisiones?

Las emisiones de valores responden a diversos objetivos estratégicos, entre los que destacan:

  • Financiar nuevos proyectos: Permiten a empresas y vehículos de inversión expandirse, construir nuevas instalaciones o invertir en oportunidades de crecimiento.
  • Refinanciar deudas existentes: Ayudan a mejorar las condiciones de endeudamiento, accediendo a mejores tasas de interés o plazos de pago más favorables.
  • Incrementar el capital de trabajo: Brindan liquidez para atender las necesidades operativas cotidianas.
  • Optimizar la estructura de financiamiento: Facilitan la diversificación de las fuentes de recursos entre deuda y capital, fortaleciendo la posición financiera de la organización.

 

¿Cómo se lleva a cabo una emisión de valores?

El proceso de emisión puede variar según la jurisdicción y el tipo de instrumento financiero, pero en términos generales sigue los siguientes pasos:

1. Planeación y estructuración: El emisor define el monto de capital que desea recaudar, selecciona el tipo de instrumento financiero que ofrecerá y establece sus condiciones principales (plazo, tasa de interés, participación accionaria, entre otros).

2. Obtención de autorizaciones: Se deben cumplir con los requisitos regulatorios y obtener las aprobaciones necesarias de las autoridades correspondientes. En Colombia, esta labor está a cargo de la Superintendencia Financiera.

3. Publicación del prospecto de emisión: Se elabora un documento detallado que contiene toda la información relevante para los potenciales inversionistas, incluyendo los riesgos asociados, rendimientos esperados, y el destino de los fondos captados.

4. Colocación en el mercado: Los valores se ofrecen a los inversionistas a través de mecanismos públicos (accesibles a todo tipo de inversionistas) o privados (dirigidos a un grupo específico de participantes). En Colombia, para los emisores listados en el sistema de renta variable, la colocación se hace a través de las Sociedades Comisionistas de Bolsa en su rol de intermediarios del mercado de valores.

5. Negociación y seguimiento: Posteriormente, los valores pueden ser negociados en bolsas de valores o en mercados secundarios, dependiendo de sus características. Además, el emisor debe mantener una comunicación continua con los inversionistas, cumpliendo con las obligaciones de información y reportes periódicos.

Las emisiones de valores son un motor fundamental para el crecimiento económico. Permiten que empresas, fondos y proyectos accedan a capital fresco, que inversionistas diversifiquen sus portafolios, y que el mercado de capitales se mantenga dinámico y competitivo.

Para los inversionistas, las emisiones ofrecen nuevas alternativas para invertir su dinero y obtener rendimientos atractivos. No obstante, también conllevan riesgos. Es fundamental analizar la solidez financiera del emisor, su historial de gestión y su capacidad de generar ingresos sostenibles.

También se deben evaluar las condiciones específicas de la emisión: el tipo de instrumento financiero ofrecido (acciones, bonos, títulos participativos), el plazo, las tasas de interés o dividendos esperados, y los riesgos asociados, como el riesgo de crédito o de mercado.