
Cuando un inversionista evalúa un título financiero, especialmente en el mercado de capitales, puede encontrar dos cifras distintas: el valor patrimonial y el valor de mercado.
Una de las herramientas fundamentales para el crecimiento de las organizaciones y la diversificación de los portafolios de inversión son las emisiones de valores.
Un proceso financiero mediante el cual activos inmobiliarios —como edificios de oficinas, centros comerciales, bodegas, hoteles o clínicas— son transformados en títulos valores que pueden ser comprados por inversionistas a través de emisiones públicas en el mercado de valores.
En el mundo corporativo, las decisiones sobre cómo financiar una empresa son tan estratégicas como cualquier plan de expansión o inversión. Una de las variables más determinantes en este proceso es el comportamiento de las tasas de interés, tanto en los mercados locales como internacionales. Pero ¿cómo se relacionan exactamente las tasas con la estructura de capital de una organización? Para responderlo, primero debemos entender qué significa esta estructura y cómo las tasas la afectan directamente.
¿Qué es la estructura de capital?
La estructura de capital se refiere a la combinación entre deuda y capital propio (patrimonio) que una empresa utiliza para financiar sus operaciones, activos y proyectos. En términos simples, es la forma en la que una organización decide apalancar su crecimiento: ¿debe endeudarse, emitir acciones, reinvertir utilidades o una mezcla de todo lo anterior?
Cada fuente de financiamiento tiene un costo asociado. En el caso del capital, es el rendimiento que esperan los inversionistas. En el caso de la deuda, es la tasa de interés que se pacta con las entidades financieras. Esta última es precisamente la que se ve directamente influenciada por los movimientos del mercado financiero.
¿Qué sucede cuando suben las tasas de interés?
Cuando los bancos centrales, como el Banco de la República en Colombia o la Reserva Federal en EE. UU., incrementan las tasas de referencia, el costo de endeudarse aumenta.
Esto tiene efectos directos sobre las empresas:
¿Y si bajan las tasas?
En contextos de tasas bajas, la lógica se invierte:
Riesgos y consideraciones clave
A pesar de los beneficios que puede traer el endeudamiento en entornos de tasas bajas, es clave tener en cuenta:
Las tasas de interés no solo afectan a los consumidores y a los créditos personales; también son un factor decisivo en la planificación financiera de las empresas. Comprender su impacto en la estructura de capital permite tomar decisiones más informadas, tanto desde la gerencia financiera como desde la perspectiva del inversionista. En entornos de alta incertidumbre, la prudencia y la flexibilidad en la estrategia de financiamiento marcan la diferencia entre una empresa resiliente y una financieramente vulnerable.
Hoy en día es mucho más fácil invertir en un vehículo de inversión inmobiliaria en Colombia, y aquellos que se atreven a ser parte encuentran excelentes ventajas.
Los inversionistas tienen la opción de adquirir valores en el mercado primario y mantenerlos a largo plazo, o pueden venderlos en el mercado secundario
Desarrollar un presupuesto mensual personal o familiar es la mejor estrategia para tomar decisiones financieras informadas y tener una vida financiera saludable.
A la hora de tomar decisiones de inversión, uno de los conceptos clave que un inversionista debe tener en cuenta es la diferencia entre el valor de mercado y el valor patrimonial del instrumento financiero que esté evaluando. Aunque a simple vista pueden parecer similares, estos dos conceptos son muy distintos y tienen implicaciones importantes al momento de invertir.
¿Qué es el valor patrimonial de un título participativo?
El valor patrimonial, también conocido como NAV por sus siglas en inglés (Net Asset Value), refleja el valor base de un título participativo. Es el resultado de dividir el patrimonio total del vehículo de inversión (por ejemplo, el valor de todos sus activos menos sus pasivos) entre el número total de títulos emitidos. Este valor se calcula todos los días y representa el valor “real” o “interno” del portafolio.
Por ejemplo, si un portafolio inmobiliario tiene activos avaluados en 1 billón de pesos y pasivos por 200 mil millones, su patrimonio sería de 800 mil millones. Si existen 100 millones de títulos en circulación, el valor patrimonial por título sería de 8.000 pesos. El comportamiento del valor de un título participativo suele ser más estable en el tiempo, ya que depende de la evolución del portafolio y sus activos, los avalúos, la generación de
ingresos y las obligaciones financieras.
¿Qué es el valor de mercado?
El valor de mercado, en cambio, es el precio al cual un título se negocia en el mercado secundario. Está determinado por la oferta y la demanda: si muchas personas quieren comprar el título, su precio tiende a subir; por otro lado, si muchas personas quieren venderlo, tiende a bajar. Este valor puede fluctuar día a día, incluso si el valor patrimonial del portafolio no ha cambiado.
Por ejemplo, un título con valor patrimonial de 8.000 pesos puede estarse negociando en el mercado secundario a 7.500 pesos o incluso a 8.500 pesos, dependiendo de las condiciones del mercado, las expectativas de los inversionistas y la liquidez del título.
¿Por qué pueden diferir?
La diferencia entre estos dos valores puede responder a múltiples factores:
Cuando hablamos de inversiones en bolsa o de las fuentes de financiamiento empresarial, nos referimos a un concepto esencial dentro del mercado de capitales: las emisiones de valores.
Una emisión de valores es uno de los pilares del mercado de capitales. Se trata del proceso mediante el cual empresas, entidades financieras o gobiernos ponen a disposición del mercado instrumentos financieros para captar recursos de los inversionistas. Estos instrumentos pueden ser acciones, bonos, títulos participativos, entre otros.
A través de este mecanismo, los emisores buscan atraer capital ofreciendo a los inversionistas beneficios como derechos de propiedad sobre una empresa o proyecto, o rendimientos económicos periódicos derivados de su participación en las utilidades.
Más que una simple oferta de instrumentos financieros, una emisión representa un proceso estructurado que refleja la estrategia, solidez y visión de largo plazo del emisor. Comprender su funcionamiento, sus implicaciones y los factores que influyen en cada etapa es esencial para cualquier actor del ecosistema financiero, ya sea como emisor o como inversionista.
¿Para qué se realizan las emisiones?
Las emisiones de valores responden a diversos objetivos estratégicos, entre los que destacan:
¿Cómo se lleva a cabo una emisión de valores?
El proceso de emisión puede variar según la jurisdicción y el tipo de instrumento financiero, pero en términos generales sigue los siguientes pasos:
1. Planeación y estructuración: El emisor define el monto de capital que desea recaudar, selecciona el tipo de instrumento financiero que ofrecerá y establece sus condiciones principales (plazo, tasa de interés, participación accionaria, entre otros).
2. Obtención de autorizaciones: Se deben cumplir con los requisitos regulatorios y obtener las aprobaciones necesarias de las autoridades correspondientes. En Colombia, esta labor está a cargo de la Superintendencia Financiera.
3. Publicación del prospecto de emisión: Se elabora un documento detallado que contiene toda la información relevante para los potenciales inversionistas, incluyendo los riesgos asociados, rendimientos esperados, y el destino de los fondos captados.
4. Colocación en el mercado: Los valores se ofrecen a los inversionistas a través de mecanismos públicos (accesibles a todo tipo de inversionistas) o privados (dirigidos a un grupo específico de participantes). En Colombia, para los emisores listados en el sistema de renta variable, la colocación se hace a través de las Sociedades Comisionistas de Bolsa en su rol de intermediarios del mercado de valores.
5. Negociación y seguimiento: Posteriormente, los valores pueden ser negociados en bolsas de valores o en mercados secundarios, dependiendo de sus características. Además, el emisor debe mantener una comunicación continua con los inversionistas, cumpliendo con las obligaciones de información y reportes periódicos.
Las emisiones de valores son un motor fundamental para el crecimiento económico. Permiten que empresas, fondos y proyectos accedan a capital fresco, que inversionistas diversifiquen sus portafolios, y que el mercado de capitales se mantenga dinámico y competitivo.
Para los inversionistas, las emisiones ofrecen nuevas alternativas para invertir su dinero y obtener rendimientos atractivos. No obstante, también conllevan riesgos. Es fundamental analizar la solidez financiera del emisor, su historial de gestión y su capacidad de generar ingresos sostenibles.
También se deben evaluar las condiciones específicas de la emisión: el tipo de instrumento financiero ofrecido (acciones, bonos, títulos participativos), el plazo, las tasas de interés o dividendos esperados, y los riesgos asociados, como el riesgo de crédito o de mercado.
Construir una estrategia personal para alcanzar nuestras metas financieras, muchas veces puede ser una tarea confusa y complicada de realizar, sobre todo a la hora de escoger las mejores tácticas que se ajusten a nuestras posibilidades y planes a futuro. Algunas de las preguntas más comunes que nos hacemos giran en torno al ahorro y la inversión: ¿Cuál se adapta mejor a mis objetivos u ofrece mejores resultados?
Ahorrar e invertir son dos conceptos financieros que, aunque ambos tengan el objetivo de hacer crecer tu dinero, no significan lo mismo, pues tienen resultados y riesgos diferentes. En este artículo, te explicaremos la diferencia entre ambos y cómo puedes utilizarlos para alcanzar tus metas financieras.
Ahorrar significa reservar una parte de tus ingresos mensuales para cubrir gastos futuros o simplemente para tener un respaldo financiero en caso de imprevistos. Consiste en guardar dinero en una cuenta de ahorros, un depósito a plazo fijo o incluso en efectivo donde se mantenga seguro y accesible. El objetivo final del ahorro es lograr controlar detalladamente nuestros gastos para tener una reserva financiera que permita alcanzar metas específicas a corto plazo, como un viaje o la compra de un vehículo.
Invertir, por otro lado, implica poner a trabajar tu dinero para que genere rendimientos a mediano o largo plazo. Se trata de hacer una inversión de capital en activos que tienen el potencial de aumentar su valor con el tiempo, como acciones, bonos o inmuebles, pero que implican riesgos. Normalmente, la finalidad de la inversión es alcanzar metas a futuro, como la jubilación, la educación de los hijos o el crecimiento de capital a largo plazo.
La rentabilidad es el beneficio que se obtiene a partir de una inversión de dinero, realizada a mediano y largo plazo, la cual se genera gracias a la administración de los recursos por parte de un equipo de expertos que se encargan de construir un portafolio con diferentes instrumentos financieros y ajustarlo dependiendo de las oportunidades que se presenten en los mercados.
Ejemplos de ahorro e inversión
Ahorro:
Inversión:
Actualmente, podemos encontrar diversas opciones de inversión; desde materias primas como el oro, hasta acciones de compañías nacionales o internacionales y hasta criptomonedas. Aquí profundizaremos en algunas de las inversiones listadas en bolsa, es decir, que son reguladas por la Bolsa de Valores de Colombia:
¿Cuál es la mejor opción?
Ambas estrategias financieras ofrecen distintos beneficios, la mejor opción para ti dependerá de tus objetivos financieros y tu tolerancia al riesgo. Si buscas seguridad y liquidez, el ahorro es una buena opción. Si buscas obtener un mayor rendimiento a largo plazo, la inversión puede ser una mejor alternativa.
Antes de tomar cualquier decisión financiera, es importante que consultes con un asesor financiero para que te ayude a elegir la mejor opción para tu caso particular.
¡Toma el control de tu futuro financiero!